El equipo, formado por tres anestesistas y una enfermera, trabaja para ofrecer mejor calidad de vida a los pacientes con dolor crónico o asociado a una patología
La Unidad del Dolor del Hospital General Mateu Orfila atendió durante el año pasado 1.257 consultas externas, llevó a cabo 108 procedimientos en la consulta y 314 bloqueos en el quirófano. Este es el balance de la actividad del equipo formado por los doctores anestesistas Sabina Córdoba, Jordi Moya y Pablo Candás y la enfermera María José Hurtado, que dedican tres días a la semana a los pacientes que acuden al servicio y cuya labor consiste en ofrecerles un tratamiento que les proporcione mejor calidad de vida.
La mayoría de los pacientes llegan a la Unidad del Dolor cuando no responden adecuadamente a los tratamientos prescritos en la atención primaria o en la atención especializada hospitalaria. El primer paso consiste en combinar el tratamiento farmacológico con un examen complementario para confirmar o concretar el diagnóstico y localizar el origen del dolor.
Las patologías más frecuentes son las de la columna dorsal y de la columna cervical, la osteoartrosis, la fibromialgia y las de los pacientes oncológicos. En contra de lo que se pueda pensar, su perfil es cada vez más el de una persona joven en edad productiva cuyo dolor le impide trabajar. “En la Unidad también tenemos en cuenta aspectos psicosociales y laborales para tratar el dolor desde una perspectiva integral”, explica la Dra. Córdoba. “Los pacientes padecen no solo un dolor físico sino también un dolor psicológico, que les afecta a ellos y a todo su entorno, lo cual genera un círculo vicioso de dolor, estrés emocional y más dolor. Hay que romper este círculo vicioso”.
Además de los tratamientos que se aplican en la consulta —como las infiltraciones articulares o los más novedosos parches de capsaicina—, en la Unidad del Dolor se hacen tratamientos intervencionistas en el quirófano. Son los denominados “bloqueos”, que requieren condiciones de esterilidad y la ayuda de un aparato de radioscopia para confirmar el lugar preciso que se quiere tratar. Consisten en administrar fármacos para bloquear las vías del dolor, y los hay de muchos tipos: nerviosos a nivel del neuroeje o periféricos, musculares, etc. Se trata de tratamientos muy personalizados, aseguran los especialistas, y la duración depende de cada caso: los más prolongados siempre están asociados a enfermedades crónicas coexistentes, mientras que ciertos pacientes pueden recibir el alta de la Unidad al cabo de unas pocas sesiones de bloqueo y de un seguimiento farmacológico.
Las operaciones quirúrgicas de la columna que desde finales de 2013 se están llevando a cabo en el Hospital General Mateu Orfila han permitido dar el alta de la Unidad del Dolor a varios pacientes, mientras que en otros casos la opción de la cirugía presenta grandes riesgos, por lo que se opta por un control continuado a cargo de la Unidad, según explica la Dra. Córdoba.