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Servicio de Salud de las Islas Baleares

El uso correcto de fotoprotector durante los primeros 18 años de vida reduce un 78 % la incidencia del cáncer cutáneo

El Servicio de Dermatología del Hospital Comarcal de Inca advierte de que la piel proyecta las agresiones de las radiaciones solares a que nos exponemos desde la infancia

El uso correcto de fotoprotector durante los primeros 18 años de vida reduce un 78 % la incidencia del cáncer cutáneo

 

La exposición a las radiaciones solares sin adoptar las debidas medidas preventivas y de protección adecuadas es una de las consultas frecuentes de los pacientes del Servicio de Dermatología del Hospital Comarcal de Inca. Por eso, incidiendo en la premisa de que “la piel tiene memoria”, la dermatóloga Marta Cantarero ha informado durante una sesión clínica que está demostrado que eluso de manera adecuada de fotoprotector durante los primeros 18 años de vida reduce un 78 % la incidencia del cáncer cutáneo. Además, ha destacado que antes de los 21 años se recibe entre el 50 % y el 80 % de la radiación solar de toda la vida.

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En la sesión también ha explicado las consecuencias negativas que las radiaciones solares producen en la piel y ha enumerado una serie de recomendaciones y medidas para lograr una protección correcta contra la radiación ultravioleta de onda larga (UVA), la de onda media (UVB) y la infrarroja, y ha recordado que son radiaciones responsablesde quemaduras solares, envejecimiento cutáneo, fotosensibilidad, alteraciones ocularesy del desarrollo del cáncer de piel, entre otras afecciones cutáneas.

La dermatóloga ha matizado que la exposición al sol reporta también aspectos positivos, como el efecto psicoestimulante y terapéutico y la síntesis de la vitamina D, entre otros. Sin embargo, ha contrapuesto dichos beneficios a los efectos nocivos citados. En consecuencia, aconseja evitar exponerse al sol en las horas de intensidad máxima (de 12 a 16 h), usar gorros y vestimenta idónea, en mayor o menor medida dependiendo de la pigmentación de la piel.

Asimismo, ha señalado que es necesario adoptar las mismas medidas de protección en los días nublados y que hay que tener en cuenta los efectos de reflexión que presentan las diferentes superficies, pues provocan un grado diverso de exposición. En este sentido, ha explicado que cuando los rayos solares llegan a la superficie de la Tierra chocan, rebotan y, finalmente, llegan igualmente a la piel. Entre las distintas superficies, la nieve refleja el 85 % de la luz, la arena de la playa, el 17 %, y la espuma del mar, el 20 %, mientras que la hierba (10 %) y el asfalto (2 %) son las superficies que menos poder tienen para reflejar la radiación solar. También ha insistido en extremar la protección dependiendo de otros factores, como presentar alopecia androgénica o un fototipo cutáneo bajo, o según el contexto en que nos encontremos, como la altitud, la latitud, la estación del año o la franja horaria.

Por otra parte, la doctora Cantarero ha precisado que, aunque las radiaciones UVA y las UVB sean algo diferentes, ambas ocasionan daños en la piel. También advierte de que las radiaciones infrarrojas son las responsables de los golpes de calor y de las insolaciones, que provocan síntomas como mareos, sudor, fiebre, vómitos y malestar general.

Para prevenir estos efectos nocivos, ha recomendado ingerir líquidos y usar cremas solares con el grado de protección óptimo para cada fototipo cutáneo, y reponer la protección con la frecuencia y la cantidad necesarias. Sobre este último aspecto ha aseverado que la mayoría de las personas solo se aplican un 20 % dela cantidad necesariapara obtener la protección que requiere la superficie cutánea tratada, lo que provoca que, aunque usen  un factor de protección de 50, el efecto es el mismo que proporcionaría un factor 10.

Por último, ha hecho especial hincapié en la necesidad de proteger a los niños de las radicaciones, ya que una quemadura en un niño de menos de 8 años aumenta en un mil por ciento el riesgo de padecer un melanoma en el futuro, mientras que sufrir varias quemaduras aumentaría exponencialmente este riesgo en 1 de cada 100 niños.

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