/ Dos de cada tres equipos de atención primaria se ha adherido al Proyecto Àuria
/ Han seleccionado una media de tres intervenciones entre las cinco ofrecidas para reducir su incidencia en las consultas
El Servicio de Salud de las Islas Baleares impulsa un proyecto para reducir las prácticas de bajo valor en la atención primaria y orientar la práctica clínica hacia tratamientos y procedimientos que ofrezcan mejores resultados en materia de salud y más seguridad para los pacientes.
La iniciativa, denominada Proyecto Àuria y desarrollada bajo el lema «Dale valor a la salud», se puso en marcha a principios de 2025 y está cofinanciada con fondos de la Estrategia de Atención Primaria del Ministerio de Sanidad gestionados por la Subdirección de Atención Primaria del Servicio de Salud.
La consellera de Salud, Manuela García, ha destacado que “este proyecto busca evaluar qué pruebas, intervenciones o tratamientos continuamos realizando en atención primaria que según la evidencia científica no aportan valor, pero se hacen de manera rutinaria y tienen escaso valor terapéutico y que, por lo tanto, tenemos que comenzar a cambiar, simplemente porque no son necesarias”. “En definitiva, la iniciativa va dirigida a ofrecer a nuestros pacientes tratamientos basados en la mejor evidencia disponible en este momento velando así, por la calidad de la atención y la seguridad del paciente”. La consellera ha estado acompañada de la subdirectora de Atención Primaria del Servicio de Salud, Patricia Lorente y del coordinador del proyecto, Txema Coll.
Supone una evolución de la práctica sanitaria hacia una atención basada en el valor, que se irá implantando en los próximos años, e implica a más de 1.600 profesionales de medicina familiar y comunitaria, pediatría, enfermería y farmacia de atención primaria del Servicio de Salud y, según los datos correspondientes al año 2024, a casi 1.200.000 pacientes, y también a la sociedad en general.
Las prácticas de bajo valor son pruebas, tratamientos o intervenciones médicas consideradas de dudosa utilidad porque no se ha demostrado que sean eficaces, dado que no mejoran la salud de los pacientes, o pueden generar efectos adversos o bien porque la relación coste-beneficio es desfavorable o no se conoce lo suficiente.
El coordinador del proyecto, Txema Coll Benejam, médico de familia en la Unidad de Calidad y Seguridad del Paciente del Área de Salud de Menorca, que cuenta con la colaboración de un equipo multidisciplinario de profesionales de la Gerencia de Atención Primaria de Mallorca, del Área de Salud de Menorca y del Área de Salud de Ibiza y Formentera, afirma que «según la evidencia científica, la actuación coordinada y la colaboración de los profesionales y de los pacientes es fundamental para revertir las prácticas de bajo valor».
Incidencia de las prácticas de bajo valor: problema frecuente
Según los estudios, de cada 10 intervenciones terapéuticas y/o diagnósticas que se hacen en las consultas de atención primaria, entre 6 y 8 son de alto valor. El resto pueden ser innecesarias o excesivas, lo que afecta a la salud de los pacientes y consume recursos sanitarios.
En el caso de las Islas Baleares, estas prácticas son un problema frecuente e importante, de acuerdo con los resultados de la encuesta «Percepción de las prácticas de bajo valor en la atención primaria», desarrollada entre los meses de marzo y abril en el marco de este proyecto.
Un total de 311 profesionales de medicina familiar y comunitaria, enfermería, pediatría y farmacia de atención primaria del Servicio de Salud respondieron este formulario, lo que supone una participación del 18,5 % respecto al número total de sanitarios a los que iba dirigido. Cabe subrayar que el 63 % de los participantes identificó las prácticas de bajo valor como un problema frecuente e importante en las consultas de atención primaria.
Las prácticas innecesarias más citadas por los profesionales se pueden agrupar en dos categorías: por un lado, el uso excesivo de medicamentos, como la prescripción de antibióticos para tratar infecciones virales o administrar medicamentos por la vía intramuscular cuando la vía oral es accesible; por otra parte, el uso excesivo de pruebas diagnósticas, supresión analíticas sin indicación justificada y pruebas de imagen sin criterios de alarma.
Además, como objetivos principales para mejorar el ejercicio de la actividad profesional y la gestión y la organización sanitarias, los profesionales apuestan por mejorar la coordinación y la colaboración entre niveles asistenciales, no caer en la inercia terapéutica y conseguir reducir los retrasos. La cultura de la inmediatez, la medicalización de la vida y la confianza excesiva en las pruebas son las principales dificultades vinculadas con los pacientes y la sociedad para reducir o eliminar las prácticas innecesarias".
Adhesión voluntaria en el primer año y prácticas seleccionadas
El proceso de reducción de las prácticas de bajo valor incluye la identificación y la priorización de estas intervenciones por el equipo impulsor del proyecto, la sensibilización y la formación en la cultura de alto valor tanto de los profesionales sanitarios como de los ciudadanos, y la medición y la difusión de los resultados con el fin de fomentar la sostenibilidad.
En cuanto a la selección de las prácticas de bajo valor, el equipo impulsor del Proyecto Àuria ha priorizado cinco intervenciones que ponen el foco en tratamientos inadecuados y en pruebas diagnósticas innecesarias, siguiendo criterios de relevancia clínica, impacto potencial en la seguridad del paciente y factibilidad para medir su reducción y teniendo en cuenta también las propuestas de los profesionales sanitarios que participaron en la encuesta mencionada.
Las intervenciones seleccionadas son el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINE) en pacientes con enfermedad cardiovascular o renal crónica o con insuficiencia hepática, el tratamiento crónico con hipnóticos para el insomnio en pacientes mayores de 65 años, la prescripción habitual de paracetamol de 1 gramo de larga duración, el tratamiento de la cistitis aguda en mujeres sanas con más de una dosis de fosfomicina trometamol y la indicación de radiografía de los senos paranasales para el diagnóstico de la rinosinusitis aguda.
En este primer año, la adhesión al Proyecto Àuria ha sido voluntaria para los equipos profesionales de la atención primaria del Servicio de Salud, a los que se han ofrecido las cinco prácticas de bajo valor priorizadas para que pudieran elegir aquellas en las que quieren centrarse.
En total, se han sumado al Proyecto 40 de los 59 equipos de atención primaria del Servicio de Salud: 27 de la Gerencia de Atención Primaria de Mallorca, 8 del Área de Salud de Ibiza y Formentera y 5 del Área de Salud de Menorca.
La media de prácticas seleccionadas es de tres, si bien destaca el hecho de que 12 de los 40 equipos participantes han decidido impulsar la desimplementación de las cinco intervenciones ofrecidas.
El objetivo es reducir la incidencia de estas prácticas sustituyéndolas por las recomendaciones que también se proporcionan, que están basadas en la evidencia científica. «El proyecto no solo incide en lo que se debe dejar de hacer, sino que propone indicaciones que ayudan a los profesionales a saber qué tienen que hacer. Este es uno de los valores principales de esta iniciativa», ha subrayado el Dr. Coll Benejam.
En los próximos años, este conjunto de prácticas irá creciendo, al igual que deben crecer la implicación y la participación de los equipos de atención primaria en la sustitución por intervenciones de alto valor.
«La evolución de la práctica sanitaria hacia una atención basada en el valor es una corriente necesaria e imparable», ha asegurado el Dr. Coll Benejam, que ha recordado que este proyecto sigue la línea de otras iniciativas similares surgidas durante la última década como «Choosing Wisely», en Estados Unidos, «Esencial», en Cataluña, o «Recomendaciones no hacer», impulsado desde GuíaSalud del Ministerio de Sanidad.







