Hoy, 10 de octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental, que este año se centra en la depresión
La depresión es una enfermedad para la que existe tratamiento y que se puede prevenir en algunos casos
Se calcula que el 13 % de las personas mayores de 18 años sufrirá una depresión a lo largo de su vida, y que serán más numerosos los casos de mujeres que los de hombres, asegura el coordinador de Salud Mental del Servicio de Salud, Joan Salvà.
La depresión es un trastorno mental frecuente que causa un sufrimiento innecesario y unos costes enormes para la sociedad. Sus consecuencias pueden ser las conductas suicidas, especialmente en las personas que tienen otros factores que predispongan a ello.
La enfermedad depresiva se caracteriza porque provoca tristeza y pérdida de interés de manera persistente, acompañadas de otros síntomas físicos, psíquicos y conductuales. Existen diversos factores que aumentan el riesgo de sufrir una depresión, como vivir solo o sufrir una enfermedad crónica. Además, la depresión a menudo ocurre asociada a otros trastornos mentales, como el abuso del alcohol o los trastornos de ansiedad.
Según la Organización Mundial de la Salud, la mayor parte de los años perdidos por discapacidad lo son a causa de las depresiones, que suponen una carga un 50 % más alta para las mujeres que para los hombres. Así pues, las depresiones afectan a una de cada seis mujeres europeas, el doble respecto a los hombres.
Los estudios indican que la depresión reduce marcadamente la calidad de vida. Se estima que el impacto en la calidad de vida de una persona deprimida equivale al de las personas que sufren enfermedades físicas graves, como una embolia cerebral, por ejemplo. Además, las personas con depresión se cuidan menos y tienden a visitar menos las consultas por enfermedades médicas como la angina de pecho, la artritis, el asma o la diabetes.
La aparición de esta enfermedad durante los primeros años de la etapa adulta, cuando la persona es más productiva, contribuye de manera significativa a la carga de la enfermedad, con siete veces más jornadas laborales perdidas que entre las personas sin ninguna enfermedad mental, o incluso con más días de trabajo perdidos que entre las personas con alguna enfermedad cardiaca o con diabetes. Dos terceras partes de las personas con depresión refieren una interferencia con el funcionamiento normal, de considerable mayor proporción que las personas con alguna enfermedad física crónica.
Se cuantifica que los costes económicos directos de la depresión son el 25 % del total, mientras que los indirectos, es decir, los derivados de la pérdida de productividad (absentismo laboral, prejubilaciones, mortalidad precoz por suicidio...), suponen el 75 %. Además, en algunos estudios europeos se constata que estos costes se han duplicado en la última década.
Una enfermedad que se puede prevenir
Los datos anteriores contrastan con el hecho de que la depresión es una enfermedad para la que existe tratamiento y que se puede prevenir en algunos casos (intervenciones en personas de riesgo). Solo una tercera parte de los pacientes con un trastorno afectivo ha estado en contacto con los servicios de salud durante el último año, y solo una parte recibe un tratamiento adecuado. Las razones de este hecho tienen relación con la estigmatización que todavía existe respecto a los trastornos mentales, lo que supone que ni los pacientes ni sus familiares soliciten atención de salud mental. Sigue habiendo mucha gente que piensa que las enfermedades mentales están relacionadas con el estrés o con la falta de voluntad más que con trastornos médicos. Contrariamente a lo que se pueda pensar, los niveles de estigmatización son mayores en las zonas urbanas y entre las personas con un nivel educativo más alto.
Actividades y talleres organizados por el Área de Salud Mental de GESMA
La Área de Salud Mental de GESMA ha organizado durante esta semana un conjunto de actividades y talleres con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra hoy.
Para hoy ha organizado en la plaza de la Porta de Santa Catalina, de Palma, una actividad llamada “yarn bombing”, que consiste en tejer piezas de lana que después se colocan en las farolas, en las estatuas o en los árboles. También se ha organizado la proyección de cortometrajes sobre la salud mental en el Aljub del Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma, Es Baluard.
